EL MOVIMIENTO PARALIMPICO EN COLOMBIA, IMPORTANTES LOGROS Y GRANDES RETOS

 Stevens Ruiz Pérez

                                                        Publicado en Revista Imparables año 1. Edición 2. Agosto 2020.

 

 

En las dos últimas décadas, hemos sido testigos de cómo el deporte paralímpico colombiano ha tenido un importante desarrollo tanto en la esfera deportiva competitiva, como en su visibilidad social.   Esta situación se corresponde con las dinámicas del movimiento paralímpico internacional, las cuales han promovido una conciencia global sobre la participación en la actividad física y el deporte competitivo para las personas con discapacidad (Blauwet & Willick, 2012).

Estos avances han estado acompañados también de importantes acciones desde el punto de vista jurídico, “Colombia es un Estado en el cual las personas con discapacidad gozan de una especial protección de sus derechos humanos en el marco constitucional y legal, la cual fue complemen­tada y reforzada con la ratificación e incorporación al ordenamiento jurídico de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) en 2011” (Correa, et. al. 2016)

Sin embargo, y aunque han pasado casi quince años desde la promulgación de esta Convención por las Naciones Unidas, aún se puede referenciar su enunciado inicial que plantea que: “las personas con discapacidad siguen encontrando barreras para participar en igualdad de condiciones con las demás en la vida social y que se siguen vulnerando sus derechos humanos en todas las partes del mundo” (ONU, 2006).

Evidencia de esta situación son los datos que indican que los niños con discapacidad tienen menos probabilidades que los niños sin discapacidad, de ingresar en la escuela, permanecer en ella y aprobar los cursos, evidenciando igualmente, peores resultados académicos (OMS, 2011) y que las personas con discapacidad tienen menores oportunidades de conseguir empleos con relación a las personas sin discapacidad y en muchos casos se desempeñan en diferentes formas de trabajo informal. En este contexto, “las mujeres con discapacidad tienen una menor tasa de empleabilidad que los hombres con discapacidad” (González, 2019). Todo este panorama se presenta como una suma de variables que requiere un enfoque multidisciplinario que permita eliminar, o por lo menos, disminuir las barreras culturales y estructurales que limitan el pleno goce de derechos a las personas con discapacidad.  

 

El deporte, en todas sus manifestaciones, se ha consolidado como una efectiva herramienta para favorecer la inclusión social de personas con discapacidad.  Esta afirmación encuentra gran soporte en las realidades del movimiento paralímpico, el cual se establece no sólo como el escenario de competencia de los deportistas del sector, sino que se ha convertido en un importante movimiento social en el cual los valores de coraje, determinación, igualdad e inspiración se constituyen en su arquitectura conceptual.

La acción competitiva de los deportistas paralímpicos ha generado nuevas y positivas relaciones sociales, a partir del reconocimiento, valoración, respeto y admiración hacia quienes evidencian altos niveles de destreza deportiva, más allá de la referencia al tema de la discapacidad.  La Conferencia Internacional de Deporte Adaptado (2003), lo expresó claramente cuando planteó: “El Deporte Adaptado no tiene que llevar adjetivos: es deporte. El deportista paralímpico tiene el derecho a que se le reconozca la igualdad de trato deportivo, institucional y social”.

En este gran escenario de logros y retos a nivel internacional, es importante referenciar algunos de los temas que requieren atención especial en el futuro cercano para nuestro país.

Ampliar la cobertura de programas de actividad física, deporte y recreación para personas con discapacidad

La participación de personas con discapacidad en el deporte, como medio de bajo costo para fomentar la inclusión social y el bienestar de los vinculados a los procesos no es un concepto nuevo. Sin embargo, es solo en las últimas décadas que se ha empezado a evidenciar y realizar todo su potencial (Sport for Development and Peace, 2008, p. 171).  Los logros deportivos de nuestros atletas deben servir para jalonar una amplia participación social, más allá del escenario competitivo.  Se debe entender que la participación de las personas con discapacidad en la actividad física, la recreación y el deporte, cumple las mismas funciones que la práctica para personas sin discapacidad, en el sentido del fortalecimiento de la salud física y mental.  Considerando las alarmantes cifras de sedentarismo de las personas con discapacidad (Rimmer & Marques, 2008), se hace necesario que se generen opciones de práctica para prevenir enfermedades causadas por la falta de actividad física, peor aún, cuando esta situación se acompaña con hábitos inadecuados de alimentación. 

Existe amplia evidencia sobre la acción positiva de la actividad física y el deporte en el organismo de las personas con discapacidad. De igual manera, se referencia una importante influencia sobre la autoestima, imagen corporal, empoderamiento y motivación, hechos que se reflejan en una mejor calidad de vida (Sport for Development and Peace, 2008). Se suma a este aspecto que, gracias a la práctica deportiva, las personas con discapacidad adquieren rangos de movimiento y destrezas que se pueden aplicar en situaciones de su vida cotidiana, logrando así mayor independencia y autonomía, hecho que genera un mayor bienestar y mejores relaciones interpersonales (Blauwet & Willick, 2012).

Es importante mencionar que, aunque se han generado avances importantes en esta materia a nivel mundial (y nacional), también lo es el hecho que aún existe una oferta insuficiente de programas de deporte adaptado y falta mucho por hacer en cuanto al tema de barreras físicas de los escenarios deportivos (Kiuppis, 2018), se suman a este panorama las frecuentes limitaciones en los accesos, zonas de vestieres y baños, para el caso colombiano.  

 

Aumentar la participación de mujeres con discapacidad en la arena competitiva