La idea de organizar un
campeonato mundial de fútbol, con equipos representantes de los cinco
continentes había sido expuesta en numerosas ocasiones en los diferentes
encuentros de la FIFA, sin embargo, por diferentes motivos nunca se concretó
esta posibilidad. Mientras tanto el
fútbol seguía ganando espacio en el terreno olímpico.
Fue en este momento
en el que apareció una figura fundamental para el desarrollo del deporte, el
francés Jules Rimet, quien asumió la presidencia de la FIFA en 1921. Rimet era un idealista que consideraba que el
fútbol podría contribuir a fortalecer las relaciones de fraternidad entre los
países[1]. Por esa época se conoció la lista de los
deportes que harían parte del programa de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles
en 1932 en la cual no estaba incluido el fútbol. La FIFA y el COI entraron en discusiones al
respecto y fue así como en 1928, luego de una persistente campaña y
considerando la situación existente, Rimet logró el apoyo necesario para
organizar el primer campeonato mundial de fútbol para el año 1930. Se postularon entonces para lograr la sede
del evento cinco países europeos, España, Italia, Suecia, Holanda y Hungría; y
un país suramericano, Uruguay.
Parecía lógico que el
evento debía desarrollarse en territorio europeo considerando que la mayoría de
los equipos participantes serían de ese continente y que para la época el
traslado de las delegaciones hacia el continente americano implicaba un viaje en
barco de varias semanas de duración.
Uruguay tenía por su parte algunos argumentos, inicialmente su condición
de doble Campeón Olímpico (1924 y 1928)[2] y
adicionalmente, quería celebrar el evento para conmemorar los cien años desde
la declaración de la constitución nacional.
Jules Rimet consideró que debido a la austeridad económica de la Europa
de la postguerra y teniendo en cuenta que
aún existían muchas heridas generadas por el conflicto sería favorable la
celebración del evento en el continente americano[3].
Fue así como los
países candidatos decidieron jugarse una última carta y declinaron sus
aspiraciones en favor de Italia pero al final se decidió que la sede del primer
Campeonato del Mundo sería Uruguay.
El comité organizador
extendió entonces invitaciones a los 16 países que debían participar en el
torneo. Los países americanos fueron los primeros
en ratificar su participación y fue así como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile,
México, Paraguay, Perú y Estados Unidos quedaron inscritos. Por su parte los países
europeos se negaron a participar del evento argumentando dificultades
económicas generadas por la guerra y por la crisis económica[4]. Ante las negativas reiteradas de los europeos
Uruguay ofreció cubrir los gastos de traslado y alojamiento de las delegaciones
participantes, pero aun así éstos se mantuvieron apáticos.
Fue entonces cuando
gracias a la presión y a las maniobras políticas de Jules Rimet cuatro países
europeos se inscribieron al torneo, Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania y se
embarcaron hacia el continente americano.
Los trece equipos se
dividieron en cuatro grupos y el torneo se desarrolló hasta que se definieron
los dos finalistas, los mismos finalistas de los últimos Juegos Olímpicos,
Argentina y Uruguay.
El miércoles 30 de
julio cien mil aficionados al fútbol, muchos de ellos argentinos que habían
cruzado en barco desde Buenos Aires, colmaron las graderías del recién
inaugurado Estadio Centenario[5]. En ese día Buenos Aires la ciudad estaba colapsada. En un mundo aún sin televisión, toda la
atención del juego se centraba en los radios, que aún eran costosos para la
mayoría de la gente y por lo tanto se conformaban grupos de personas alrededor
de un aparato en parques y cafés.
Al final, el clásico
del Río de la Plata fue para los locales que vencieron 4 a 2 a los argentinos y
se convirtieron así en los primeros campeones del mundo.
[1]
Europa se encontraba en pleno proceso de recuperación económica luego de la
Primera Guerra Mundial que se desarrolló desde 1914 hasta 1918.
[2]
Ver lora 3.
[3]
La Primera Guerra Mundial (llamada inicialmente la Gran Guerra) involucró y dejó como saldo más de nueve millones
de como resultado se disolvieron
imperios y se gestaron revoluciones que cambiaron el mapa político mundial. Los dos grandes frentes fueron, por un lado
los Aliados liderados por el Reino Unido, Francia y el Imperio ruso y por el
otro lado las Potencias Centrales lideradas por el Imperio alemán y el
Austro-Húngaro.
Posteriormente se unieron a los
aliados Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos se unieron a los Aliados, mientras que el Imperio Otomano y Bulgaria se unieron a las Potencias Centrales. En
total, más de 70 millones de militares, incluyendo 60 millones de europeos, se
movilizaron y combatieron en la guerra más grande de la historia.
[4]
La crisis del veintinueve denominada también la Gran depresión fue una crisis
económica mundial que se inició en Estados Unidos y que rápidamente se extendió
hacia la mayoría de los países del mundo.
[5]
Nombre otorgado por la conmemoración del centenario de la primera constitución
del país.
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